Luna mía
Tú que ardes y que brillas,
tú que gritas de alegría,
tú que me transmites energía,
tú que eres mía,
con tu esplendorosa risa,
con tus cambios de ánimo,
con tu forma de caminar
con tu acento tan extranjero al hablar,
y con tu euforia momentánea.
Tú mujer mía que te conviertes en mi luna,
en mi fibra
en mi vibra,
que me acurrucas con tus besos cálidos
y tu piel tersa,
tus senos de color miel que me besan,
tu café amargo al despertar,
y tus llantos ahogados.
Tú que perteneces a este mundo y te niegas a ser como él.
Tú que vives cada noche,
cada día al revés.
Tú que sientes lo que siento,
y que controlas, exploras y explotas mi fuego.
Tú que a veces te sientes como nada cuando sé que eres el todo.
Tú que a veces te sientes débil pero sabes que eres más fuerte.
Tú mi rosa ardiente,
mi reflejo de luna
que centellas con tanto poder
que me absorbe.
Por favor te pido luna mía que no te apagues,
ni te escondas,
no le temas a tu sombra,
ni a la oscuridad,
porque eres parte de ella y la debes aceptar.
Tú amada mía,
te pido que no me dejes.
Yo abrazaré tu oscuridad y la aceptaré,
así como tú también lo harás y verás como desaparecerá.
No le temas a la noche que es tuya y mía por siempre.
Querida mía,
Luna mía,
sólo quédate,
sólo un segundo
y te prometo que te sostendré
cuando te desplomes,
yo estaré ahí
manteniendo te a flote.
Querida mía,
Luna mía,
Sólo quédate.
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